FINAL: MONO

Su llanto aterrorizado pide socorro, como si alguien pudiera sacarle de ésta agonía.
Con las rodillas hundidas sobre el pecho hurgo en su interior buscando aquello que tanto anhelo, le voy arreando algún manotazo para que no quede inconsciente.
Al fin la encuentro, tengo su alma en mis manos. Su miedo me complace. La acaricio, la huelo, la lamo viciosamente... Su angustia me excita.
Se la extirpo violentamente desgarrando todo punto de unión con el cuerpo. Ahora ya solo es un pedazo de carne afligida y su esencia me pertenece, tan pura, tan impoluta, tan virginal...

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