Cómo conocí a...

... el Reverendo banquero:
Delante de un vaso lleno y una botella vacía empecé a escuchar sus planes, parecian imposibles... pero ahora veo que son perfectos.
Por aquellas épocas aún no era banquero y, en realidad, nunca ha terminado el seminario, pero deja que los niños se acerquen a él y les enseña lo que es pecar.



... la chica de los analgésicos caducados:
Ella era jovencita, ruda y antisocial, eso me gustaba.
Me estuvo contando que los animales también tenían alma. Era posible, no lo dudaba, la pregunta era si la teníamos nosotros.
Pasamos días sin dormir con los ojos como búhos, eso me gustaba



...la jueza buscona:
Altas esferas de la sociedad
mezcladas con despojos como yo

Vino buscando romances
y tuve que decirle que no

Antes solía llamarme
pero la cosa se acabó



... la mujer sociópata:
Eramos muy jóvenes los dos, coincidimos en la fiesta de algún amigo en común, ella iba vestida de gala y yo con mi disfraz de hombre normal. La noche terminó con mucho alcohol y humo, en la comisaría, incendiándola.



... el señor innocente:
Llamas, barrotes, humos varios, entropía, allanamientos, paquetes de cerveza, Bill Callahan, pisos francos, valoraciones irracionales, viendo los sonidos, oyendo los colores, saboreando la mediocridad...
Después de cada coma me lo sigo encontrando.



... la maldita furcia:
Estaba tirado en algún descampado a las afueras de cualquier ciudad, ella me recogió, me acogió, me drogó y me folló.
Era la más puta de las yonkis y la más yonki de las putas... y lo sigue siendo, afortunadamente.

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