Pestañeo


(música de fondo)


Abro los ojos, huele a bilis y claustrofobia. El estomago retoma sus espasmódicos impulsos, el esófago transporta líquidos corrosivos, las fosas nasales expulsan esos desechos y la boca sigue cerrada manteniendo a salvo alguna píldora narcótica, mientras sigo abrazado a mi fiel compañera la taza de algún cagadero público.

Abro los ojos, huele a sudor y pasividad. Alguien está encima de mi, me tiene bien agarrado, no intento defenderme. Me está chillando en la cara, reconozco esa voz, es la maldita furcia follándome sin-con-pasión. Me dejo llevar.

Abro los ojos, huelo a cerillas y excitación. La cuchara empieza a burbujear, el embolo se retrae, la aguja me penetra, el brazo bombea y el presente se desvanece.

Abro los ojos, huele a misticismo y decadencia. Estoy rodeado de gente trajeada y esto parece ser una iglesia, podría ser una boda, la caja de pino sobre el altar me lo confirma, el Sr. Inocente se une con la muerte.

Abro los ojos, huele a polvo y mediocridad. A lo lejos parece estar el mundo, o la realidad, o como quieras llamarlo. Pero prefiero seguir aquí, absorbido por la pordiosera moqueta roja.

Cierro los ojos.