Última cena


(música de fondo)



Esa tarde decidimos ir a por ella.
La maldita furcia y yo llevábamos demasiado tiempo fundidos en el sofá, algo de acción era lo que necesitábamos.

Carolain era una jodida cleptómana de mucho cuidado, una buena tipa, sin duda. Últimamente andaba por el borde del precipicio y tenía decidido saltarlo. Ahora estaba recuperándose de una ingesta masiva de analgésicos y no tardaría en volver a hacerlo.
Teníamos poco tiempo.
No costó sacarla de aquel hospital mugriento, la maldita furcia llevaba un par de jeringas sidosas a modo de machete para apartar al personal medico y a los seguratas.
No podíamos permitir que Carolain pasara sus ultimas horas en un sitio como ese.
Pronto estuvimos en la calle.
Nuestro terreno.

El plan era sencillo: Quemar la noche.

Empezamos tomando unos cartones de vino que se acabaron convirtiendo en aguardientes. Les robamos a unos chavales unos sprays y fuimos a decorar la comisaria.
Luego entramos en casa del Sr. Juez para bebernos una botellita de whisky escocés que tenía en el mueblebar y, en la mesita de cristal del comedor, nos hicimos unos tiritos. Acabamos sacandole los muebles al jardín y nos dimos un chapuzón en su piscina, el agua estaba deliciosa.

Anduvimos calle abajo entre risas, anécdotas y buenos humos.

Finalmente llegamos a casa del comisario, visita obligada...
Tenía unos habanos que nevaditos quedaron riquísimos. También fue casualidad que una de esas colillas mal apagadas cayera tan cerca de las cortinas y se incendiara el salón, aunque hay que reconocer que las dos latas de gasolinas esparcidas previamente ayudaron a la combustión...

Y no te lo pierdas... la pequeña Carolain cantando "Come on baby, light my fire" , la furcia y yo bailando pasadísimos y de fondo los bomberos apagando el fuego...
¡Qué gran momento!

Y bueno... por aquellas horas la policía ya iba tras nuestro así que tuvimos que huir como ratas que somos y nos metimos en un antro piojoso a tomar la ultima. Nos pusimos trascendentales, que si la vida, la muerte. bla bla bla... Aquel rato podía haber durado una eternidad, pero no fue así y cada uno tuvo que marcharse para su madriguera.

Caminos distintos, destinos asimétricos, realidades convergentes.

Y es que nosotros dedicamos nuestras vidas a delinquir, a robar, a allanar, a difundir el caos. Sin horarios, ni normas, ni uniformes de traje y corbata.
Sin más preocupaciones que pensar a quien joder la próxima vez.
Nos asquea vuestra hipocresía, nos aburren vuestros días, pero nos encanta vuestro borreguerismo.
Siempre pisando al de abajo para lamerle el culo al de arriba, que previsibles sois.

Y ahora conecta la alarma de tu chalet, apaga la luz de tu mesilla y duerme. Duerme tranquilo.
Protegido.
Siempre quedará el vecino de turno que llama para decir que alguien entró a la fuerza en tu apartamento.

1 comentario:

  1. "Edukadores" totally!
    Notable, me agradó bastante la narración y desarrollo de la historia, creo que se puede trabajar aún más la creación de imágenes para mejor la percepción de los hechos, pero en general bastante bien!

    buena página man!


    te invito a pasarte por http://sobreguarenes.blogspot.com , literatura rock sobre ratas-humanoides gigantes nada de sanas...

    salud!

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